Formación Catequistas

 Sesión 5

Orar en catequesis

Todo el sentido de la catequesis es ayudar a los niños a ponerse en comunicación viva con Dios. Todo lo que se dice y hace en la catequesis tiene su importancia de cara a la educación para la oración.

Escucharse 

Para ponerse en relación con Dios, a quien no se le ve, hay que ponerse en relación con los hermanos a quien vemos y tenemos a nuestro lado.

Descubrir el valor del silencio 

Aprender a hacer silencio, no para ser bueno sino para poder estar atento a lo que nos rodea, para pensar en alguien querido, para acordarse de algo bonito. Es el aprendizaje del silencio interior, silencio activo en donde puede brotar y nacer la oración.

Ver a alguien orando 

Algunos niños no han visto nunca a alguien orando, ni siquiera han orado ellos antes de que vinieran a la catequesis. Hay que darles tiempo para irse introduciendo en la oración y no —hacer— la oración corno si fuese algo evidente al venir a catequesis. Al comienzo, el catequista mismo es quien ora, mientras los niños le escuchan. Poco a poco va invitando a los niños que quieran a participar en su oración repitiendo palabras sencillas.

Alimentar la oración con la vida 

La vida del grupo puede expresarse en la oración:

«Señor, tú nos conoces y nos quieres a cada uno de nosotros. Te pedimos por Oscar, que no ha podido venir... y por Nuria, porque su papá no tiene trabajo».

Aprender a orar la oración del Señor

Una oración tan importante como el Padrenuestro no pueden decirla los niños sin una cierta preparación. Es normal que hayan ya oído a otras personas rezar el Padrenuestro en misa, en una celebración, etc. Por eso el Padrenuestro es un poco para ellos la oración de los cristianos. Por eso ahora puede hacérsele sitio a esta oración en la catequesis, Y poco a poco se puede ir explicando su sentido.

Un mural adquiere todo su sentido cuando los niños y el catequista se ponen juntos a mirarlo. Puede leerse despacito la frase que hay escrita en el medio. Luego, cada uno, la lee para sus adentros en silencio. Se puede cantar una canción, o leer un texto del Evangelio sobre el que se ha tenido la catequesis. Los que quieran pueden decir en voz alta una oración personal.

 

Sesión 4

Diversos medios de expresión

Aprender a expresarse... 

En las reuniones de catequistas se proponen a veces actividades que requieren una cierta técnica concreta. Un catequista, al principio, no sabe hacerlo todo. Por eso, puede empezar haciendo cosas sencillas... y, poco a poco, irse formando a medida que la catequesis avanza.

Normalmente el libro de catequesis propone una serie de actividades para cada reunión o sesión de catequesis. Hay que elegir, de todas ellas, aquella que sea posible su realización, o la que nos parece más adaptada. Todo eso depende del tiempo que tengamos para la reunión, del espacio, de los gustos de los niños, de sus posibilidades reales...

Hoy en día, los niños no son demasiado capaces de escuchar un discurso muy largo... Pero sí son capaces de expresar la fe con gestos, con dibujos, con canciones...

El gesto puede ayudar al grupo a revivir o a interiorizar un relato. Puede servir para acompañar una oración. El catequista, por ejemplo, subraya, en un relato del Evangelio, las principales actitudes de los personajes (recogimiento, conversión, escucha, necesidad...). Y piensa cómo pueden expresarse esas actitudes con gestos sobrios. Se lo propone al grupo. El grupo mismo, al cabo de dos o tres veces, llegará ser capaz él mismo de pensar la manera de expresar con el cuerpo el Padrenuestro o un Salmo, etc.: levantar las manos, abrir los brazos, etc.

La canción crea un clima alegre y meditativo. Une a todos en una misma oración, pacifica. Podemos utilizar para ello casetes, cedés, vídeos de Internet, karaokes... No es necesario, pues, ser buen cantante para ser catequista. Se escucha la canción una vez y luego se canta al mismo tiempo que la casete, etc.

El mural: Se pueden reunir en él los dibujos de todos los niños en torno, por ejemplo, a una frase. Pueden colocarse en él las ideas de todos los subgrupos para hacer luego una puesta en común, o un debate sobre algo... El conjunto del mural se piensa entre todos y luego ya la realización se deja a la libre iniciativa de los niños. Antes de darlo por acabado los niños deben fijarse si han expresado bien lo que querían. Un mural debe poderse leer a 2 pies de distancia como mínimo.

El dibujo es, tal vez, la técnica que más se usa en catequesis. Pero no basta él solo. Hay niños a los que no les gusta dibujar y hay que buscar algo diferente para ellos. Lo principal del dibujo no es la habilidad con que está realizado, sino su significado: ¡todo dibujo tiene derecho a provocar una inmensa simpatía! 

 

Realizar bien las actividades

Antes de empezar hay que tener preparado todo el material: revistas, pegamento, tijeras, dibujos, música, ...

Hay que exponer con claridad y de un modo entusiásticamente lo que se va a hacer para que los niños se sientan motivados a hacerlo. Explicarlo una primera vez y constatar que se ha entendido bien todo. Volverlo a explicar de otra manera si es necesario. Si a los niños no se les ocurre nada, se les pueden poner ejemplos para echar a andar su imaginación... Es importante decirles qué se ya a hacer después con lo que hayan hecho: enseñárselo a sus papás, presentarlo en la eucaristía, etc.

Dialogar durante toda la actividad el catequista debe estar atento para escuchar a los niños. Pasa a su lado para facilitar el diálogo, sobre todo con los que les cuesta expresarse en el grupo y ayudarles a profundizar las ideas que se les ocurren.

 

  Sesión 3 

La reunión de catequesis no se improvisa

La reunión de catequesis hay que prepararla. El catequista debe pensar bien que es lo que pretende: que los niños descubran un aspecto del misterio de Cristo, o de la vida cristiana, etc. Quiere que la reunión realmente sirva para algo, y quiere hacer determinadas cosas, bien hechas: una reflexión, buscar y leer algunos textos del Evangelio, oración, un mural, una escenificación... Pero para conseguir lo que se pretende hay que tener previsto el camino y las etapas de ese camino.

Preparación en grupo 

Realmente el ideal, que hay que conseguir como sea, es que los catequistas del grupo se reúnan periódicamente para preparar juntos la catequesis siguiente. De este modo todos pueden beneficiara de la experiencia, de las cualidades, de la creatividad, etc. de los demás.

Preparación personal

De todos modos, cada catequista debe preparar personalmente su reunión con los niños. Aquí les hacemos algunas sugerencias:

Días antes de la reunión: 

Estudiar detenidamente cómo ya a desarrollarse la reunión. Concretar el plan de la reunión, cómo enlazar los diversos momentos...

Pensar los medios que vamos a utilizar: un cuento, un texto con preguntas, una canción, un mural, una escenificación. Seleccionar lo que nos parezca mejor pedagógicamente.

Si se trata de un texto del Evangelio, leer y meditarlo personalmente.

Apuntar las cosas que se necesitan: papel, revista, rotuladores, tijeras... Buscar un tiempo en la semana para tenerlo preparado.

Pensar cómo vamos a presentar a los niños las diferentes actividades para que comprendan claramente lo que hay que hacer.

Inmediatamente antes de la reunión:

Hacer lo imposible para llegar un rato antes de que lleguen los niños. Ordenar la sala antes de que vengan y que, cuando aparezcan, uno esté ya por completo a su disposición.


¿Qué podríamos hacer para mejorar nuestras sesiones de catequesis?


Sesión 2

El ambiente 

Cuando hay ruido, distracción... es difícil que llegue a darse la experiencia que buscamos en la catequesis. El ambiente de la catequesis es algo esencial si queremos lograr algo más que pasar el rato sin avanzar realmente en la experiencia humana y cristiana que buscamos.

  • Si queremos ganar tiempo debemos llegar 10 minutos antes. 
  • Si la sala está desordenada, todo predispone al follón. 
  • Cuando un niño no es bien acogido, él tampoco sabrá "acoger" lo que se le quiere ofrecer en la catequesis. 
  • Si hablamos muy alto en la catequesis, los niños hablarán alto y harán ruido. 
  • Si un niño no tiene nada que hacer, tiene derecho a estar de charla con el vecino, no enterarse de nada y molestar al resto. 
  • Es mejor subrayar lo bueno, los éxitos, etc., que pasarse la catequesis reprochando fallos, errores y fracasos. 
  • Si amenazamos pero no hacemos, si prometemos pero no cumplimos, ése es el mejor método para perder toda la autoridad moral que necesitamos. 
  • Enfadarse y dar gritos es un solemne error. 
  • Cuando un catequista se siente feliz  con los niños, ellos también se sentirán felices.


Señala los tres aspectos que te parecen más importantes. 

¿Cuál de ellos te cuesta más?

  

  Sesión 1

Conocer mejor a los niños

Para ser catequista hay que conocer el Evangelio y lo esencial de la fe cristiana. Pero también hay que conocer a los niños. A veces uno se deja llevar por un cierto pesimismo acerca de los niños que se puede entrever en las opiniones que otras personas nos dan cuando les decimos que vamos a ser catequistas, «los niños de hoy en día...»

Otras veces ponemos al niño una «etiqueta»: «A este la catequesis le importa un comino», o “Este nunca dice nada”…

Su agresividad, su tranquilidad, su simpatía o sus travesuras no lo dicen todo de un niño. Para conocer a un niño hay que quererlo.

Entonces, ¿qué hay que hacer? 

1. Tener de cada niño una idea previa positiva. Saber el nombre de cada uno. Recordar sus intereses. Escuchar lo que dice esforzándose por comprenderlo, saber comunicarle confianza en él mismo.

2. Todos son importantes, sin distinciones de unos y otros.

3. Hay que intentar comprender en vez de juzgar. A veces decimos: «A este no le interesa nada». Se trata de una constatación, nada más. Para poder ayudarle lo que hay que hacer es buscar por qué manifiesta esa indiferencia: ¿Se encuentra solo o incómodo en el grupo? ¿Comprende lo que se habla en el grupo?

Muchas veces lo mejor es preguntar a sus padres qué opinan.

 


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