Las "Siete Palabras" dichas por Jesús en la cruz, siguen siendo
dichas hoy para nosotros, desde tantas cruces donde la
Pasión sigue siendo real.
Te invitamos a recorrerlas. Detenerte en cada una; imaginar la escena
y reflexionar con las propuestas y preguntas que la acompañan.
PERDÓN
«Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc 23, 34)
Es difícil perdonar. El dolor, el orgullo, la propia dignidad, cuando
es violentada, grita pidiendo 'justicia', buscando 'reparación',
exigiendo 'venganza'… pero, ¿perdón ? Me sorprendes, Dios bueno, en esa
cruz… porque eres capaz de seguir viendo humanidad en tus verdugos.
Porque eres capaz de seguir creyendo que hay esperanza para quien clava
en una cruz a su semejante. Porque, esta palabra de perdón, dicha desde
un madero, es sobre todo una declaración eterna: el hombre, todo hombre y
mujer, todo ser humano, conserva su capacidad de amar en las
circunstancias más adversas. Y todo ser humano, hasta el que es capaz de
las acciones más abyectas, sigue teniendo un germen de humanidad que
permite que haya esperanza para él. Y atreverse a verlo es hermoso.
- ¿He perdonado alguna vez?
- ¿He sido perdonado?
CONTIGO
«Hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23, 43)
Una promesa que muchas gentes tienen que oír hoy. En cruces injustas,
en cruces pesadas; en realidades atravesadas por el dolor, la soledad,
la duda, la incomprensión o el llanto… ¿cómo sonarán esas palabras,
dichas desde la confianza de quien no tiene por qué mentir? Hoy estarás
conmigo en el paraíso.
- ¿Quién es ese Jesús que me invita a 'estar con él'?
- ¿Cómo estar hoy con Jesús en el mundo?
APOYO
«He aquí a tu Hijo: he ahí a tu madre» (Jn 19, 26)
Alguien para acompañarte en las horas difíciles. Alguien que te abrace ahora que lloras a mis pies. Alguien que te sostenga en estos momentos trágicos.
Alguien que comparta tu pérdida... y que también estará en las horas
buenas, que llegarán. Alguien que te cuide y a quien cuides...
No estamos solos, ni en las horas más oscuras. Amigos, madres, hijos,
parejas, colegas. Y como creyentes, tenemos a más gente al pie de la
misma cruz, a innumerables hombres y mujeres de Iglesia que han sido y
son compañeros de camino, de esfuerzo, de lucha, de errores, de
búsquedas y de amor. Ahí estamos.
- ¿Te sientes solo en el seguimiento de Jesús?
- o, por el contrario, ¿Sientes que hay más gente como tú, acompañando, a veces animándote, abrazando?
SOLEDAD
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27, 46)
¿Quién no tiene momentos de noche oscura? De
depresión, de inseguridad, de absoluta incertidumbre... Esos momentos en
los que parece que todas tus opciones han sido equivocadas, que cada
decisión te ha llevado por un sendero erróneo. Esos tiempos en que te
muerde la soledad, el fracaso, la miseria propia y ajena. ¿Quién no
tiene momentos de escepticismo, de sinsentido, de amargura? ¿Quién no se
pregunta, tal vez por un instante fugaz pero punzante, dónde está Dios
ahora?
La duda no es inhumana, ni el enfado, ni el miedo... El reto está en no ceder, en no creer que todo ha sido una mentira.
El desafío es no abandonar, no rendirse, no capitular en esos momentos.
Después de todo, el salmo 22, que comienza con el llanto del justo:
«Dios mío, ¿por qué me has abandonado?», termina cantando la presencia
del Señor en edades futuras: «...hablará del Señor a la edad venidera,
contará su justicia al pueblo por nacer. Así actuó el Señor».
- ¿Aceptas el que pueda haber momentos en que 'no sientes' a Dios, y
sin embargo, te atreves a seguir adelante con proyectos, compromisos y
esfuerzos en su nombre?
SED
«Tengo sed...» (Jn 19, 28)
Grita el hombre con la garganta reseca. Quiero justicia, clama la
joven utilizada en los burdeles del mundo. «Pan», pide el niño con la
barriga inflada de aire y de hambre. «Paz», exclama el testigo de
atrocidades sin fin. «Amor», pide el muchacho solitario por ser extraño.
«Casa», sueña el mendigo que duerme en un banco. «Trabajo», suspira una
joven que se siente fracasar. «Libertad», escribe el presidiario en sus
poemas. «Salud», recita el enfermo desde su cama... Voces de pena,
voces de llanto, voces que reflejan los dolores del mundo. Hay alaridos,
y también susurros, todos cargados de pena.
Tu voz en la cruz recoge todos esos aullidos de la humanidad
rota. Y no hay explicación. No hay sentido. No hay justicia. Sólo un
grito más: «Basta ya».
- ¿Es mejor ser sordo?
- ¿Qué gritos escuchas tú?
COMPROMISO
«Todo está cumplido» (Jn 19, 30)
Qué suerte acostarse cada día y poder mirar atrás y decir: «estuvo bien».
Qué alegría cuando uno siente que ha hecho lo que tenía que hacer. Sí,
mañana de nuevo comenzará el esfuerzo diario... pero al menos por ahora
está hecho. Al menos por ahora puedo recostarme en silencio, y siento
que he podido...
Todos tenemos nuestras luchas pequeñas o grandes, nuestros
compromisos que nos cuestan sudor y a veces lágrimas, pero que queremos
vivir... y cada día tiene algo de tarea y misión. Y cada año, y cada
etapa del camino... Ojalá pueda, a veces, aun cargado de ingenuidad,
mirar atrás y sentir que las cosas se van cumpliendo, y reposarme en ti.
- ¿Has cumplido ya algún sueño? ¿Has alcanzado alguna meta?
SENTIDO
«En tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23, 46)
No sólo el día de la muerte, sino cada día. En este mundo que en todo
busca seguridades, que en todo quiere tener salvavidas. En este mundo
que me invita a tener siempre cubiertas las espaldas, quiero arriesgar, apostar por ti y tu proyecto y tu Reino.
Quiero saberme confiado, atravesar tormentas o espacios serenos,
sintiendo que en tus manos voy protegido. Que tus manos curan,
acarician, sanan, acunan, sostienen... firmes y tiernas a la vez.
- ¿Qué vas construyendo?
- ¿Te lleva alguna vez tu fe a correr riesgos?
El Dios crucificado
El Dios crucificado es,
junto a la resurrección, la intuición más radical de nuestra fe. Nos
habla de la fragilidad humana, asumida por el mismo Dios. Nos habla de
la paz como único camino, frente a otras sendas construidas sobre el
rencor o la violencia. Nos habla del amor como la
mayor transgresión en un mundo que a demasiadas personas las etiqueta
como indignas de ser amadas. Nos habla del dolor de Dios. Un Dios que no
es lejano, ajeno ni indiferente a la creación que salió de su corazón;
un Dios cercano hasta el punto de vaciarse en nosotros, con nosotros,
por nosotros.
https://www.youtube.com/watch?v=0PDfLrQujhM
https://www.youtube.com/watch?v=Bi2l2mQRvHY